Se puede considerar desecho o basura todo aquello que ha dejado de ser útil y, por
tanto, tendrá que eliminarse o tirarse. La basura se clasifica en tres
diferentes categorías:
Se genera de los restos de seres vivos como
plantas y animales, ejemplos: cáscaras de
frutas
y verduras, cascarones, restos de alimentos,
huesos,
papel y telas naturales como la seda, el lino
y el
algodón. Este tipo de basura es
biodegradable.
Basura inorgánica.
Proviene de minerales y productos sintéticos,
como los siguientes: metales, plástico, vidrio,
cartón plastificado y telas sintéticas.
Dichos materiales no son degradables.
Basura sanitaria.
curaciones médicas, como gasas, vendas
o algodón, papel higiénico, toallas
sanitarias,
pañuelos y pañales desechables, etcétera.
Los desechos inorgánicos pueden reciclarse o
reutilizarse, y los orgánicos, convertirse en fertilizantes, abonos caseros o
alimento para algunos animales.
Lamentablemente, la mayoría de las
actividades que el ser humano desempeña son generadoras de basura. El problema
principal consiste en la cantidad de desechos producidos, y que en la mayoría
de las ocasiones ni siquiera se cuenta con los espacios suficientes para
recibirlos.
Es evidente que esas grandes cantidades de
basura afectarán el medio ambiente, ya sea en la calidad del aire cuando llegan
a él gases provenientes de la descomposición de la basura; del suelo cuando los
desechos se incorporan a él, o del agua si los residuos se vierten en ella o
simplemente si son arrastrados por las lluvias.
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